Desde el año 2016, cada 11 de febrero celebramos el Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en las Ciencias. El lema para esta edición 2024 es: “Mujeres y niñas en el liderazgo científico, una nueva era para la sostenibilidad”.
La preocupación por la brecha de género en las ciencias viene de larga data. A fines del siglo pasado, la emblemática Conferencia de Beijing, que marcó un punto de inflexión para la agenda feminista mundial, recogía en su programa de acción una serie de reflexiones y estrategias para avanzar hacia la igualdad de género en los ámbitos de producción científica.
La declaración, firmada por 189 países, daba cuenta de demandas previas, originadas en la experiencia de las mujeres que se encontraban atascadas, vulneradas o relegadas en su carrera académica. El techo de cristal, el suelo pegajoso, el síndrome de la impostora, la tubería que gotea son algunas de las categorías de análisis que los estudios feministas fueron construyendo para caracterizar las trayectorias marcadas por la desigualdad. Si bien estos fenómenos son transversales a todos los campos disciplinares, es en las ciencias exactas y naturales donde se presentan de forma más acentuada.
Ahora que sí nos ven
Buscando dar respuesta a estas problemáticas que se manifiestan a nivel global, a fines de 2015 Naciones Unidas estableció el 11 de febrero como el Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en las Ciencias, en reconocimiento al papel clave que desempeñan las mujeres en la comunidad científica.
Esta iniciativa persigue dos objetivos principales:
- Visibilizar la participación y contribuciones de las mujeres en todas las disciplinas científicas, tanto en la historia como en el presente, especialmente en las ciencias exactas y naturales, donde se concentran los porcentajes más altos de desigualdad.
- Promover en niñas y adolescentes un mayor interés en la carreras científicas.
Si hablamos de despertar vocaciones científicas, el aula escolar es un lugar privilegiado para hacerlo. Un sitio especialmente dedicado a esta fecha es 11 de Febrero que ofrece todo tipo de recursos para trabajar el tema en las escuelas[1].
¿Por qué hacen falta más mujeres en las ciencias?
Los estudios que se dedican a analizar la cuestión de género en las ciencias indican que el número ampliamente mayoritario de varones cisgénero en estos ámbitos ha instalado el pensamiento androcéntrico y lo ha naturalizado como el único posible y legítimo a la hora de producir conocimiento científico. Esto es, la mirada sobre los problemas de investigación, los métodos y los resultados que se reconoce como válida y “científica” está asociada a la experiencia de la masculinidad hegemónica.
Por eso, las autoras en el campo de la epistemología feminista hablan de la importancia de producir conocimiento científico situado, considerando el punto de vista de las mujeres como un factor clave para transformar los sesgos androcéntricos que han marcado a la ciencia moderna desde sus inicios. Transformaciones necesarias y deseables para empezar a pensar en una ciencia feminista.
[1] En Argentina contamos con la Ley de Educación Sexual Integral como marco normativo que nos habilita trabajar estos temas, no sólo como efemérides puntuales, sino de forma transversal en el currículum de todas las asignaturas.